viernes, 20 de abril de 2012

SomoS ciudad, una reflexión sobre la exposición ser y ver de Nicolás Sanín y Fernando Cano.


 
“..Cinco millones de historias tiene la ciudad de Nueva York...
Como decía mi abuelita:"El que ríe último, ríe mejor"...
...Cuando lo manda el destino, no lo cambia ni el más bravo,
si naciste pa´ martillo, del cielo te caen los clavos....”
-Pedro navaja de Rubén Blades-


En el eco de la ciudad se respiran miles de historias, miles de caras transitan día día frente a la compleja mirada del ignorar por cortesía, del ignorar por seguridad y de la convención social. En la ciudad somos el espacio que ocupamos, somos simples entes casi autistas viviendo su propia vida, solo importa aquello que conocemos, solo importa aquello que nos hace sentir cómodos, somos geografía humana desnudada por el lente de un amante de los dados y el azar y un viejo lobo de la reportería; ser y ver es una ciudad donde urbano no está siendo definido a través de enormes moles de cemento si no por aquellos que las habitan.

La mirada de cano se compone esencialmente por resaltar contrastes en la familiaridad, en esencia desnuda al “ciudadano transeúnte” y lo yuxtapone frente a otro en la misma situación para evidenciarlo casi como uno mismo, diferente pero igual en sus propias palabras es  (…)“ reflejar ese ser humano que en todas partes del mundo es igual cuando vamos caminando por una calle. Toda nuestra condición de soledad o de alegría o de tristeza siempre la llevamos con nosotros, no importa si somos ricos o somos pobres”*. Es decir que opta por tomar al transeúnte distraído, es como si jugaran con Sanín al mismo juego, sin embargo eso lo explicare después, por lo pronto me importa cano y uno de los contrastes que la curaduría parece haber dejado de lado, casi rompiendo su ciclo pero que personalmente llego a afectarme más, se trata de las fotografías tituladas: “sáquenme de aquí” y “sáquenme de aquí 2”, dos fotografías que comparte un mismo gesto, miradas angustiosas una oculta tras la sombra del sombrero y la otra protegida por la confidencialidad del fuera de foco hablando de una claustrofobia, una incomodidad propia al estar rodeado de gente, mientras en una la publicidad del metro un beisbolista metro grita por ambas.  Un mismo sentimiento de Perú a Japón, gran cosa, como si el territorio marcara una diferencia en como sentimos o como tememos.
 
De Sanín, el casi novato amante del azar surge una reflexión en cuanto a los universos personales que conviven paralelos sin tocarse, en el nos jugamos la mirada mucho mas allá del gesto y buscamos encontrar al ciudadano como un suceso aleatorio según el cual tiene su función predestinada pero confluye en un plano puramente caótico, el trafico.

No se trata de buscar situaciones, en esencia lo que se busca es encontrar sujetos interactuando con su medio a la vez que lo ignoran en una necesidad de memoria, una necesidad de registrar el caos, el azar.
Las veladuras, el reflejo de lo que sucede en la calle en el rostro de los pasajeros es un accidente bello de por mas en el cual podría hacerse una lectura hasta comparativa a Velásquez en las meninas al hablar del reflejo del fotógrafo en la imagen, sin embargo hablan más del contexto en el cual se desarrolla la imagen;
Su ejercicio recuerda un poco al ejercicio de Oscar muñoz al buscar en fotografías de otros situaciones particulares pasadas por desapercibido pero las suyas pasan por el propio lente, por la imagen buscada pero no encontrada por cazar accidentes.

Sanín se presenta a sí mismo en esta exposición con dos series el proyecto réflex Roma y el proyecto réflex Bogotá de donde según la escogencia de la primera ciudad fue solo producto de la “suerte” al aplicar a un premio en Italia mas no de un movimiento puramente planeado es así como surge mi gran dilema al tener que escoger una de las obras de las expuestas por el autor, tan solo para referenciarla o por lo menos para desprestigiarla, parecen casi imposible de clasificarse ya que se presentan a sí mismas como una unidad, como parte de un todo como una serie, sin embargo si puedo tipificar a una por la situación que en ella se presenta, pertenece a la serie “réflex Roma” y se repite muchas veces a lo largo de toda la serie y es la presencia particular del fotógrafo en el reflejo de los ventanales del trasporte público, curiosamente enmarcado por lo que sea “su casita”, el vértice que forman las dos sillas opuestas en direcciones contrarias.

Ahora en que se relacionan este par de ojos con memoria de papel fotográfico, bueno un poco mas allá de la búsqueda del color, mucho más luchada de por si en el caso de Cano, existe una curiosidad casi explicita por entender al sujeto en la ciudad pero se diferencia en su forma de “casería”, mientras el objetivo de Sanín dispara a diestra y siniestra a la búsqueda de que algo caiga, para luego diseccionarlo y entenderlo, cano hace un ejercicio mucho más concreto en el cual encuentra lo que no se le ha perdido pero llevaba buscando al encontrar algo parecido, casi como un coleccionista de situaciones, Sanín busca encontrar rostros, Cano situaciones, dos jugando el mismo juego pero cada uno lo gana a su manera. 


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*en una entrevista dada al boletín de la universidad Jorge Tadeo lozano, durante la inauguración de la exposición ser y ver del M.A.V; http://www.youtube.com/watch?v=IQochAxLIzg 

****despues subo mi produccion plastica apartir de este ejercicio****







domingo, 8 de enero de 2012

La crisis de los 40 navideña




Y vuelvo al blog después del jolgorio decembrino, los excesos a costillas del pavo y la billetera de familiares que no dejan de lado la ridiculez de sus felicitaciones, bienvenidos a la época en la que me encuentro de nuevo solo pero rodeado de gente, de cara a una batalla a la que se enfrentaría cualquier paria que decide dárselas de incomprendido o rebelde y con la sonrisa dibujada de un mártir a machetazos de autosatisfacción.

La adolescencia es una etapa que se forja así misma de pajas y pajazos mentales, en si misma es la situación propia del deseo, es la horrorosa confrontación entre el querer ser y la necesidad de hacer algo para satisfacerte a ti mismo, en un breve resumen la adolescencia es la necesidad inmediata de follarte al mundo para luego tener que conformarte con masturbarte la rebeldía, es así como te forma como sujeto. Más que nada te pudrirá el cerebro de deseos insatisfechos que harán ecos hasta el último suspiro de vida que llaman la vejez. Hasta acá llegamos a un punto saludable para enmarcar esta nueva entrada carente de lectores (y si los hay espero disfruten mientras develo mis frustraciones que a lo mejor sean también las suyas).

Escribo esto mientras papa dibuja los primeros síntomas de la crisis de los 40 (10 años tardio), al parecer la borrachera navideña despertó el adolecente con la cara llena de barros y frustraciones que soy yo al escribir este articulo, en estas semanas he visto como en sus ojos se dibuja la necesidad euforia que le provoca el alcohol, cosa que en realidad detesto, se que jamás llegare a entender por que carajos los borrachos llegan a un punto en el que desean volverse mierda, gritar estupideces y poner música a todo volumen, y por mas que me emborracho o me drogo siempre llego al mismo punto de fastidio en el que lo único que deseo es volver a mi cama, con la duda insatisfecha y la pregunta hecha vomito o dolor de cabeza.
La navidad es una época jodidamente fastidiosa a menos que seas adoptado, la tradición de reunir familias ebrias y con el buche lleno de comida alrededor del salvador nuestro por el cual suspiramos carecería de sentido si no fuera además de los regalos por los exquisito de las situaciones patrocinadas por el niño dios. Para alguien como yo recientemente ateo que perdió la capacidad de pedir deseos al cielo no existe nada más curioso que la incertidumbre que se esconde detrás de la esperanza, en todas las plegarias en voz alta que escuche como la palabra dinero yacía subliminalmente, y así como de la nada la curiosidad encuentra respuesta en si misma.

Detrás de la ropa nueva, las joyas, el alcohol y los excesos a todos la cara se nos llena de barros, la grasa que mal ubicaron las hormonas desaparece y aparecemos desnudos masturbándonos ante la incertidumbre mientras oramos: “querido dios, quiero ser mas que lo que soy, quiero tener mas que lo que tengo, quiero ser envidiado, quiero cumplir mis sueños”.
En conclusión moriremos siendo adolecentes, la crisis de los 40 es solo comidilla para psicólogos, la madurez jamás llega y se disfrazara siempre en la sensatez de la resignación. Que bueno que yo al niño dios solo le pedí más sexo.

Feliz año, felices reyes, felices pajas.